miércoles, 4 de agosto de 2010

Evolucion

A veces asociamos la palabra invento, con elementos altamente tecnificados, máquinas con exacta precisión científica o de complicados procesos de obtención. Pero a este avance de dicha tecnología se ha llegado gradualmente. El hombre, cuando comenzó su evolución como tal, inició la fabricación de elementos para la realización de tareas simples pero altamente necesarias. Todos son inventos, son cosas realizadas por el hombre para su uso, comodidad y placer. Y es por eso que si ahondamos en el cómo y el por qué de la aparición de objetos cotidianos, nos enteraremos de que ese objeto, en cierta etapa de la historia, cumplió un papel importante.

El abanico, un elemento hoy bastante fuera de época, fue usado por las civilizaciones antiguas. En Egipto eran grandes, realizados con plumas, y movidos por esclavos, para dar aire al faraón y a la vez espantar moscas y otros insectos. También se hallaron abanicos en restos arqueológicos de los etruscos, en el 500 antes de Cristo.

En China también era ampliamente usado, pero como pequeño objeto personal. No sólo servía para refrescarse sino que también era un elemento decorativo y elegante, y en su realización se utilizaban diversos materiales: sedas, papel, plumas, bambú, encajes, marfil, maderas livianas, etc. Se pintaban decorativamente pues se usaban como ornamento personal, y hasta como sinónimo de complicidad amorosa.

Recién en el siglo VII después de Cristo se inventa el abanico plegable, en Japón, en que este objeto fue muy usado y llegó a considerarse un elemento ritual.

Se difundió posteriormente en Europa, y se comercializó y arraigó más su uso en España, y de allí pasó a América. Es un elemento usado por las mujeres, aunque en algunas culturas también lo usan algunos hombres. En los siglos XVIII y XIX fue muy utilizado y la literatura y el arte lo reflejaron en las producciones.

Existen en la actualidad diversas fábricas que se dedican a la producción de abanicos, tanto para uso personal como para recuerdos y suvenires: de maderas, plásticos y otros materiales, pintados a mano o litografiados. Y también hay ofertas en los negocios de antigüedades de verdaderas obras de arte logradas en este objeto cotidiano de auge romántico.

En las reproducciones y textos costumbristas de la España del siglo pasado y aún de este, especialmente en la zona de Sevilla y Granada, podemos hallar referencias al abanico, y hasta un significado propio de cada acción que se hacía con él.

Por ejemplo, entre otros muchos movimientos que tenían sus significados, se pueden citar:

Si la mujer escondía los ojos detrás del abanico, estaba diciendo a su interlocutor que lo quería.

Si colocaba el abanico sobre la mejilla izquierda, la respuesta era: NO; y si lo posaba sobre la derecha, la respuesta era: SÍ.

Si la mujer se abanicaba con rapidez, significaba que estaba comprometida; y si lo hacía lentamente, le transmitía que estaba casada.

Aunque el uso actual no sea muy frecuente, es común que en cada casa, especialmente de descendientes españoles, haya un abanico.

Es importante tener en cuenta que el primer ventilador, a corriente alternada, con pequeño motor asincrónico, aparece en 1891, por lo que hasta esa época, es de gran utilidad, siendo reemplazado paulatinamente.

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